La llegada del verano trae consigo mayores horas de luz y temperaturas más altas. Eso, en conjunto, es el cóctel perfecto para la generación y propagación de incendios en áreas boscosas y secas. Este es uno de los motivos por los que se crean estos fenómenos que en muchas ocasiones se descontrolan y queman por completo extensas zonas.
El mes de julio ha comenzado con uno de grandes dimensiones en Torrefeta i Florejacs, en la comarca de la Segarra, Lleida. Las llamas han dejado dos víctimas mortales, además de calcinar más de 1.800 hectáreas de cultivos, campos y zonas de matorral. Días después, el incendio ya ha sido controlado y estabilizado. La virulencia de las llamas, velocidad de propagación y dificultad de gestión han hecho que se considere al ocurrido en Lleida como un incendio de sexta generación.
Incendios y las generaciones
Las generaciones de incendios se califican de primera hasta sexta, siendo esta última la más peligrosa de todas teniendo en cuenta sus características. Por ello, vamos a analizar cada una de las categorías de los incendios y las cualidades de los mismos.
Primera generación: Continuidad
Los incendios de primera generación llevan consigo el abandono rural, ya que el fuego no se detiene por la discontinuidad de combustible. Esto hace que las maniobras habituales para hacer frente a las llamas no sean suficientes. Las líneas de aguas y los trabajos manuales son métodos efectivos.
Segunda generación: Continuidad + Velocidad
Para los incendios de segunda generación, el mejor lugar para su creación son los espacios con poca cantidad de biomasa, como aquellos con matorrales compuestos por elementos finos e inflamables. Esto hace que la propagación gane velocidad y que las infraestructuras utilizadas en la anterior generación sean inutilizadas.

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Tercera generación: Continuidad + Velocidad + Intensidad
A partir de esta generación aparecen los denominados como Grandes Incendios Forestales, los cuales pueden generar focos secundarios debido a la gran acumulación de combustible. Para hacerle frente hay que dejar de lado las maniobras manuales y utilizar planteamientos tácticos dependiendo de la situación de las llamas.
Cuarta generación: Continuidad + Velocidad + Intensidad + Interfaz Urbano Forestal
La cuarta generación es similar a la anterior en cuanto al propio incendio en sí. La diferencia reside en el lugar en el que ocurre. Mientras que la anterior se sitúa en lugares forestales, la cuarta está en zonas urbanas. Por este motivo, aumenta la peligrosidad ya que la presencia humana es mayor.
Quinta generación: Continuidad + Velocidad + Intensidad + Interfaz Urbano Forestal + Simultaneidad
La quinta generación se caracteriza por el hecho de que se colapsa el sistema de emergencias y las pérdidas de superficies son extensas. Es necesario el abandono rural, tomar decisiones estratégicas de cara al futuro y su impacto alcanza la escala de paisaje.
Sexta generación: Cambio climático encima de quinta generación
Finalmente está la sexta generación, grupo de incendios al que pertenece el ocurrido esta semana en Lleida. Estos fenómenos cuentan con las mismas características de la anterior generación pero incluso llegan a alterar la estabilidad atmosférica y crear tormentas de fuego. Su poca capacidad de previsión hace que sean sumamente peligrosos.