Ibon Navarro Pérez de Albéniz (Vitoria, 30 de abril de 1976) tuvo claro desde muy joven que lo suyo en esta vida iba a ser entrenar a un equipo de baloncesto. Y a día de hoy, camino de cumplir medio siglo, continúa engrandeciendo su notable palmarés a pasos agigantados. La consecución de la Basketball Champions League este domingo en Atenas, celebrada ayer por todo lo alto, no ha hecho sino reafirmarle en el olimpo de los entrenadores a nivel continental.
Neven Spahija, Sergio Scariolo y tantos y tantos maestros de quienes aprender a lo largo de su carrera, imbuyéndose de tanta sabiduría durante años y ahora los éxitos se les están cayendo de las manos. Seis títulos ya que celebrar en el Martín Carpena en apenas tres temporadas que lleva en Málaga. En esta, cuatro: Supercopa y Copa del Rey a nivel doméstico, y, allende las fronteras, la Intercontinental y la Champions. Y sin meter ruido, lo que aún agranda y alarga más su figura.
En la urbe andaluza están acostumbrados a formar parte de la élite, pero no a ganar tanto. A lo largo de su historia, Unicaja suma una decena de trofeos al máximo nivel. Más de la mitad, por lo tanto, llevan su firma. Casi nada. Camino lleva de que le dediquen un busto a orillas del Mediterráneo, donde el lunes hubo fiesta por todo lo alto.
¿El siguiente en regresar a casa?
Las alegrías de un gasteiztarra a varios cientos de kilómetros contrastan con las penurias de un Baskonia que no acaba de dar con la tecla de un tiempo a esta parte. La llegada de Laso el pasado verano tras su estancia en Múnich no está dejando el efecto deseado cuando cogió Josean Querejeta el móvil para telefonearle y proponerle una idea a la que en ningún caso pudo decir no.
La apuesta del consejo de administración baskonista ha sido a futuro, ya que desde 2008 no se había contratado a técnico alguno por tres temporadas. La fe en Pablo es absoluta, si bien esta primera temporada no ha dado los frutos apetecidos, estando muy cerca de calcar la decepción vivida hace un año con Dusko Ivanovic como inquilino de la silla eléctrica de Zurbano. Hace ya una década que a Ibon le dejaron sentarse en él. Fueron tiempos convulsos y apenas estuvo siete meses. Le faltaba un cuajo que ya tiene, tras otros retos superados con alta nota como Manresa, Murcia y Andorra antes de recalar en la Costa del Sol.
Los méritos sobradamente contraídos por él, que espera seguir evolucionando mientras alza un título tras otro, no pasan desapercibidos entre sus paisanos, que bien conocen sus sobradas aptitudes. Pero tampoco para los clubes todopoderosos del viejo continente. Unicaja es uno de los grandes, pero no uno de los todopoderosos, que cuentan con serias opciones de echarle las redes. Suceda o no, Ibon es feliz en lo suyo y hace felices a quienes le rodean. Este Navarro infinito, que no conoce límites, es uno de los tres técnicos vascos, tres triunfadores natos, que forman parte de la flor y nata del estrellato de su profesión, junto a su paisano Pablo y el bilbaíno Txus Vidorreta, otro que ha sentado cátedra allá por donde ha pisado y que ya suma su séptimo curso en Tenerife.